viernes, 10 de abril de 2009

Retratos hablados

A mis hijas...

Una era iridiscente,
cambiante, variable,
inquieta saltarina,
nerviosa como un resorte
salido a rebotar;
qué alegría, qué entusiasmo,
qué forma de alegrar.

Así transcurrían los días
con sus mañanas, sus tardes
y sus noches felices de gozar
a sus anchas, a sus altas
vocaciones de vivir,
jugando hasta el cansancio
hasta tranquila entonces, dormir.

Vamos hija continúa, esa es manera de vivir.

La otra, reposada, pensativa
con gestos suaves, cariñosos,
ocurrente al nombrar sus ropas,
coqueta desde niña,
femenina por instinto,
con respuestas espontáneas, inocentes,
como frescas gotas de rocío.

De cálidas manos,
de mirada tierna, encantadora,
salida de ojos hermosos
que intimidan, que preguntan,
que inquieren sin cesar;
quién supiera las respuestas
a su inquieta interrogante.

Vamos hija, sigue adelante, los tropiezos de la vida tú los vencerás.

De su papi.
5 de noviembre 2005


Este poema lo recibí ayer de mi padre, una más de sus sorpresas...